
03 Nov LAS HERIDAS QUE SABOTEAN AL AMOR
Como seres humanos tenemos tal anhelo de fusión con el sexo opuesto que a menudo, nos lleva a perdernos en la relaciones, anteponiendo las necesidades y deseos de los demás a las nuestras propias. Y de ahí surgen luego las heridas que sabotean al amor, todo eso que distorsiona la armonía en una relación: la recriminación, la culpa, el abandono, la desconfianza, el resentimiento… Saboteando al amor y cerrando el corazón. Desde que nacemos nos enseñan muchas cosas, básicamente conocimientos, pero no nos enseñan a vivir, a amar, a confiar en nosotros mismos, a gestionar nuestras emociones… Y es así como nace nuestro condicionamiento, conformando un sistema de creencias que trasladamos a la etapa adulta afectando a nuestro presente, y que acabamos proyectando en otras personas, y en especial, en nuestra pareja y en nuestra sexualidad.
Todas esas heridas que llevamos dentro forman parte de nuestro trauma que trasladamos a nuestras relaciones y que es importante conocer para dejar de sentirnos atraídos por personas que no son adecuadas para nosotros, personas que sentimos abusivas pero que sentimos cercanas y familiares, porque aunque sintamos que puedan ser tóxicas, nos sentimos “seguros” con ellas, como “en casa”, porque los conocemos aunque sea a nivel inconsciente. Tal vez incluso a eso lo hemos acabado llamando amor.
Por ello es tan importante estar en contacto con nuestra verdad más profunda, con nuestro saber interno, con nuestros límites, nuestros anhelos más profundos, con nuestras campanas de alarma interna, nuestras dudas, nuestra intuición y con esa voz interna que nos dice “te mereces algo mejor que esto”. Porque si no es así, acabamos “permitiendo” lo que es inadecuado para nosotros, sobrepasando una y otra vez nuestros límites.
Para dar ese paso hacia tu verdad, hacia tu decondicionamiento interno, necesitas coraje, coraje para dejar a esa pareja, a esa amiga, a ese miembro de tu familia, y así honrar lo que tus entrañas te han estado diciendo durante tanto tiempo, conviviendo tu adulta con esa niña, tu adulto con ese niño herido que fue silenciado cuando no tenía más herramientas que las que le enseñaron. Tal vez porque los que te enseñaron tampoco tenían herramientas y acabaron ignorando como eras y sentías en realidad. Sea como haya sido para ti, lo importante es validar como te sientes hoy.
Cuando nos hacemos conscientes del punto en el que estamos, se instala en nosotros ese anhelo interno de cambiar la situación en la que nos encontramos y dar ese paso que necesitamos para vivir nuestra verdad, pero cuando sea tu momento, cuando sientas ese empuje desde dentro que te permita salir de ahí donde te sientes atrapado. Aquí no sirven los tiempos que otros puedan establecer, ni las prisas internas que nacen del comprender donde estas y donde quieres estar. No. Es cuestión de sentir en algún momento tu fuerza interna, tu poder, con ayuda de otros tal vez, sea como sea, pero sobre todo no te enjuicies por tardar, no te culpes por permitir, lo importante es estar conectado contigo, darte cuenta de lo que ocurre, y a partir de ahí, sentir el coraje de “saltar” cuando sientas que es tu momento.
“Todo lo que ha sido reprimido puede expresarse, y todo lo que ha sido cerrado puede florecer una vez más”. Jeff Forster.
Prem Áditi