ME QUEDÉ SIN TIEMPO

Me quedé sin tiempo para perderlo en lo que no me gusta, en lo que no me satisface, en lo que no me nutre, para tener relaciones que no me aportan nada, para llenarla de acciones que mantienen una agenda completa pero vacía de sensaciones.

Me quedé sin tiempo para perderlo, porque hoy solo en él me recreo, en él disfruto, vivo, siento, me sacio de amor con mi amado y con una puesta de sol, con ese amanecer de mil colores y la belleza de las flores, también veo cómo se materializan mis sueños y cultivo mis amistades, las de verdad, las que están siempre ahí y con las que puedes ser tú, esas personas maravillosas con las que te puedes relajar, aunque no piensen igual que tú.

Ya hace tiempo que dejé de correr hacia ningún lugar, de dejar de vivir la vida como destino, de tomarme las experiencias como un fin en sí mismo, de perderme en los objetivos, de llegar tarde a los sitios.

Hoy solo me importa el camino, ese paso adelante que se adentra en lo desconocido, sin mirar atrás sino para honrar lo vivido tal y como ha sido. 

Me gusta aprender del silencio y de mis movimientos internos, sentir el abrazo del amado, bailar y reír con los amigos, tener esas vivencias que se quedan en el cuerpo y te acompañan en los recuerdos.

En esos momentos cuando recuerdo, sonrío por lo vivido, lo sentido, por aquello en que me deleité, por los momentos que saboreé, y aunque parezca pasado es al mismo tiempo presente, porque se convierte en una luz que alumbra el camino, evitando que me pierda en las sombras de una mente que quiere seguir corriendo aunque signifique perder el tiempo.

Cierro los ojos en este eterno presente, libre de ruidos mentales e interrupciones exteriores, mientras me dejo inundar por la paz que siento cuando simplemente vivo y estoy en este momento sin tiempo.

Prem Áditi